jueves, 28 de julio de 2011

Labores Ocultas


Se esconde un verbo
en  las palabras hambrientas de respuestas;
se arrastra en las papilas de una lengua.
Como un murmullo de violines
sobre un resto de alelíes.

Fluye,  en un suspiro de piedra;
inclinado sobre el borde filoso  de un misterio,
oculto bajo la forma del condenado
- como la oscura verdad de un lamento -
y así, forja los propios gestos,
persuasivo,
abierto a la evidencia de un sueño
 sobre el agua, las hojas,  la tierra.

¿De qué otro modo, sin verbo,
podría fluir una naturaleza primitiva?

Es el verbo quien desarregla los sentidos,
reincidiendo en la aureola de las luminarias,
impulsado en espiral desde las entrañas;
desatinado,
como un trompo sobre un muro de palabras huecas.
Humedece los dulces jadeos de la arena
sobre una playa virgen
y se enciende;
 distraído,
arrinconado  en una suave tormenta de llanto.
Puede oírse claramente,
con eco,  con voces,  concurrente
-giros y giros sonámbulos-
cayendo desde los áridos lagrimales.-

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