Continúo aquí.
Aunque por debajo de mis pies
la sombra de tu mano me despide.
Doy saltitos en la vereda
para que mis pies no lastimen tu mano
E insisto:
continúo aquí.
Los letreros de la despedida
renuncian fugazmente a su parpadeo.
Tu mano danzante y mis pies saltarines
se aquietan;
acaso
es la utopía de sostenerse unidos.
se aquietan;
acaso
es la utopía de sostenerse unidos.
Última Corrección 27/09/2014
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