se esparce en ráfagas,
perezas,
sequedades colgando en los tinglados,
estirándose de espaldas
Pulula en el presente
en el monótono tajo oscuro
de tus ojos, ahora desérticos
Boca sin carmín
(no hay carmín color vacío)
Boca sin gesto, anhelando las moscas,
valle como ruinas o
ese andar sin sombra
Ato cabos saltando baldosas
como la niña que pernocta en mis ojeras
a dos velas en quién sabe qué calle o qué parque,
sin saber nada de todo lo que el azar nos quita
o nos esconde, ridículos y
extraños:
vos o tu ligera, dulce carcajada
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